El vocablo yanacona sirvió para designar al criado, hallando su más remoto origen en la palabra yanapay, que significa "ayuda o auxilio". Al que poseìa yanaconas, nombraban "yanapayaqueyoc" (el que tiene ayuda) y estos a él, "yanapaquey" (mi protector). La etimología de estos vocablos y sus derivados jamás traducen la idea de esclavitud sostenida por algunos. Eran criados hereditatirios, se afirma que se cedìa solo un hijo aunque algunos afirman que eran todos. Desarraigados de su ayllu, sin curaca, solo reconocían la autoridad del inca, quién les daba casa, comida, vestido, trabajo, y hasta nuevo amo, porque según Betanzos, el inca Huiracocha acostumbró premiar los grandes servicios al Imperio con yanaconas, tierras, ganados, ropa, mujeres y metales finos. Otros fueron pastores, como los obsequiados al curaca de Chincha. El investigador John V.Murra, precisamente, cree que el principio del yanaconaje radicó en el pastoreo.
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