sábado, 6 de abril de 2013

LA NOBLEZA

La nobleza en el Tahuantinsuyo conformó una aristocracia útil al Estado por pesar sobre ella gran parte de la responsabilidad del gobierno, del sacerdocio, de la milicia y de la educación. El funcionario, el sacerdote, el militar y el amauta fueron los arquetipos de esta nobleza llamada a servir de ejemplo. La nobleza fue de sangre y de privilegio.
La nobleza de sangre, conformada por las panacas reales, era educada en el yachayhuasi o casa del saber donde eran educados por los amautas, luego participaban en el ritual del Huarachico, que tenía carácter de iniciciación viril. Esta ceremonia se ejecutaba en el mes del Cápac Raymi (diciembre). Además de las celebraciones donde se recordaban las hazañas de los incas anteriores los jóvenes eran sometidos a duras pruebas físicas y ayunos, al finalizar estas se les entregaba la Huara, una especie de taparrabo y se les horadaba las orejas, así pasaban a ser considerados hombres y podían participar en la milicia y la administración. Estos jóvenes debían ser un ejemplo para población en todo sentido, el violar cualquier ley desembocaba en pena de muerte, si el delito era menor en una amonestación, sin embargo el desprestigio causado marcaba a toda la familia. 
La nobleza de privilegio se dividía en nobleza advenediza y nobleza de recompensa. Los nobles advenedizos eran los señores y curacas que se habían sometido al imperio Inca y reconocían la autoridad del Inca. Usaban el título de cápac añadiendo el lugar al que representaban. Por ejemplo el señor de los chimúes era el chimo capac, el de los chinchas el chincha capac. Los hijos de estos señores heredaban el lugar de sus padres , pero con la condición de ser educados en la corte imperial del Cusco. La nobleza de recompensa estaba formada por aquellos hatun runas que hubieran hecho algún servicio destacado al Estado y merecian ser nobles de acuerdo a la opinión del Inca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario